Cocinas Reales

Cocinas de hoy y de siempre

LA COCINA DE URSULA Y JULIA

Al final, por simpatía simpatizante, por poesía, por trabajo, por sentimientos originales, para la compañía perfecta con los amigos, dame el campo». D.H. Lawrence.

La preciosa cocina que hoy os traigo y debo confesar que me entusiasma por demás, es una de esas cocinas que bien podrías ver en Pinterest y voilà, enamorarte al instante, yo desde luego la amé desde la primera vez que la vi. Ese amor a primera vista tiene un sencillo razonamiento, en el hipotético caso que el amor se pueda racionalizar; esta cocina lleva implícito el sello del amor de una madre y una hija. Ese amor bidireccional e incondicional, que unido a la pasión por lo natural y por la simplicidad de vida, (que es al fin y al cabo lo que verdaderamente importa) da como resultado una cocina absolutamente acogedora y bella, muy bella, bellísima. Y como toda amante que se precie de lo autentico, la hija, Julia, ha heredado de su amada madre, Úrsula, la pasión por las antigüedades. Pasión que se revela en esas maravillas atemporales que siempre tienen una historia que contar y que agradecen, luciendo espléndidas cuando se las concede la oportunidad de un rincón para brillar. Podréis notar y sentir y casi palpar diría yo, ese amor por los detalles, por las cosas simples y bellas, unidas en perfecta comunión.

Posiblemente hoy la palabra AMOR sea la más repetida en este post, junto a la de BELLEZA, veamos a continuación el porqué y a tenor de parecer pesada, la consigna de siempre, fijaros en los detalles, en todos y cada uno de ellos, ahí siempre está la clave.
El espacio aéreo está sabia y primorosamente utilizado; cedazos, cestas, hormas de zapatos, flores secas y aromáticas, así como preciosas bandejas de madera conforman este universo cocina tan personal como único.
Las paredes de esta rincón están adornadas con platos cerámicos y …
algún que otro azulejo, así como las ya imprescindibles tazas esmaltadas y que son el contrapunto a la decoración «rustic chic» .
Y flores, ellas nunca deben faltar y hoy no iba ser la excepción.
Amo estas sillas azul celeste.
Nada me gusta más que unas «enaguas» para el bajo fregadero, inequívocamente pertenecientes a una cocina con aire y esencia campestre.
Los molinillos de café antiguos encima de la alacena de un rabioso amarillo son sinónimo de gusto por lo vintage.
Una cama al lado de la ventana de la cocina y al calor de la lumbre de la chapa es el sumun de lo acogedor.

Esta cocina es una oda a la placidez, a la serenidad de las casitas rústicas, cada vez más apreciadas pero nunca lo suficientemente ponderadas. Y también lo es al amor materno filial.

Hay muchas razones, obvias razones, a tenor de las fotos que habéis visualizado, para amar esta cocina, pero no tengo más remedio que añadir, que lo no pretencioso, que lo no impostado de esta cocina es un valor añadido a esta estancia tan acogedora y deliciosa y de la que ya me despido a sabiendas que os hará tan felices como a mí.

A Julia, gracias, de corazón. Por tu gentileza, por hacérmelo tan fácil, por tu generosidad con las fotos, que hiciste expresamente para mí, (soy consciente del trabajo que hay detrás de ellas) y por extensión para tod@s l@s amantes de las cocinas reales.

Una vez más me despido convencida que el mundo es un lugar maravilloso para habitar, que la bondad humana siempre supera las expectativas y es por eso que gracias a estas cocinas que publico voy sumando amigas, está claro que la amistad llega de formas imprevisibles .

Para seguir disfrutando del universo de Julia podéis pasar por su cuenta @orszulowka absolutamente recomendable e imperdible.

Gracias a tod@s por pasar por este rincón de las cocinas con alma y sentimiento, ya sabéis que este es un espacio donde todas las cocinitas del mundo tienen cabida, ¿porqué no la tuya?