19 julio, 2018 / 4 Comentarios PELICULAS, SERIES Y OTRAS IRREALIDADES Por Jone Pensamientos en mi cocina • Reflexiones “Epifanía: momento o instante de gran revelación” Antes de comenzar este post, pido disculpas por lo extenso, pero es que no puedo pasar por alto lo que os voy a narrar, porque me niego a que estas sandeces continúen y que con la excusa de entretener nos han vendido, sobre todo a las mujeres desde hace muchos años. Ahí voy . Terminando la limpieza de la cocina, tarea pesada como tod@s sabéis, mi hijo adolescente baja a hacerse un bocadillo en este preciso instante y tengo que reconocer que tiene el “don” de la oportunidad. El bocadilo, es de foie-gras para más señas, y una vez ejecutado lo que en principio es solo un bocata, pues parece que han merendado 5 personas más, migas por un lado, vaso de zumo por otro, y el cuchillo que ha usado para cortar el pan y el cuchillo de untar con sus consabidos restos de foie-gras , y el yogurt y su cuchara, ….y mientras le repito por enésima vez, recoge, recoge, pienso en esas series de televisión en las que los miembros de una familia (normalmente americana) desayunan y no un desayuno normal; ¡abajo la frugalidad!: zumo de naranja, tortitas, huevos revueltos, bacón, café, tostadas, frutas, leche, cereales, cacao…, menudo despliegue de medios, pero de repente todos tienen prisa, el padre se va a trabajar corriendo, le espera un duro día en la oficina y justo su hija que va al instituto le pide que la acerque, “adiós cariño que tengas un buen día”, le despide la mujer perfectamente vestida, peinada y maquillada que lleva una tostada en la boca y que se quita para darle un beso y “recuerda que tienes que recoger a (poner aquí el nombre del niño pequeño………Charles por ejemplo) y llevarle al dentista, que yo voy al gym”, le insta su mujer y Charles sale corriendo, pues pierde el autobús escolar que justo para en su puerta, que suerte amig@s sin necesidad de ponerse el chándal para acercarle a la parada y en ese preciso instante la madre se da cuenta que se le olvidaba el almuerzo y sale corriendo en tacones detrás de Charles. Y con una amplia sonrisa le recrimina su mala cabeza, “todos los días igual Charles “ella pone los ojos en blanco y seguido coge su maletín y su chaqueta de ejecutiva y se va en su precioso coche, limpio y resplandeciente, no como el vuestro verdad, con restos de gusanitos, un chupa-chus y otras materias en descomposición pegados en los asientos. Y yo que estoy apunto de comerme el trapo con el que acabo de limpiar la encimera y que mi hijo se ha encargado de volver a ensuciar. Un momento, que pasa aquí, algo no me encaja, ¿y a vosotras?. ¿Quién ha hecho el megadesayuno y quién lo recoge? Yo no he visto a ninguna empleada doméstica. Y así querid@s nos lo han vendido desde que yo recuerdo. La “superwoman” o “wonderwoman” os lo pongo en ingles pues es una idea exportada de Estados Unidos. Pero… Y las camas?, y la ropa?, la lavadora, la plancha? Increíble, que alguien me lo explique. Ah, me olvidaba de la mascota, pues dependiendo de la serie aparece o no, ¿quién ha sacado a Bobby?, le he puesto de nombre Bobby, es muy recurrente, ¡pues quién iba a ser, la súpermamá!, con tacones a las 5 de la mañana, ¿era obvio, no? porque ya sabemos que en las películas americanas madrugan más que nosotros , ¡sí fue ella!, le tocaba sacarlo a su hija Susan, Os gusta el nombre, pero es que Susan está tan estresada con el baile de fin de curso, en el que será elegida la más bella del instituto y a la que vendrá a recoger el tío bueno del equipo de rugby, y al que ella por supuestísimo pertenece como animadora. Y su acompañante le regalará una orquídea, que se colocará en la muñeca, toda ella arrebolada, ante la mirada orgullosa de sus padres, al pie de las escaleras de esa vivienda unifamiliar (que misteriosamente se limpia sola), sin duda alguna serán elegidos los más guapos, y bailarán juntos para envidia de todos . Me estoy volviendo loca, ¿quién limpia los millones de pelos de Bobby que deja en la moqueta, sofá y que aparecen en todos, todos los rincones de la casa? siguen sin encajarme las cosas. Pero no acaba ahí la cosa, por la noche cuando el marido vuelve a casa agotado, en efecto la jornada fue durísima, le llamaremos Will, Mary (así la he llamado) le sirve un vino a Will, vestida impecablemente (de nuevo) y cenan en su prístina cocina, y dejan traslucir que esa noche a pesar de la durísima jornada, habrá sexo. Y es miércoles. Sigo alucinando. Pero volvamos a Mary, pues bien aunque parezca mentira con sus hijos ya creciditos parece una veinteañera, ¿pero cuándo tuvo esta mujer a sus hijos? ¿A los doce? Cochina envidia. Esbelta, rubia, sin una cana y yo aquí con el chándal…, sigo volviéndome loca, a lo mejor me pongo unos tacones , “arreglá pero informal” palabra de la gran Martirio, no os digo más, toca reflexionar. Yo sigo en mi cocina. Aspecto de una parte de mi cocina después de haber cocinado unos simples espaguetis, con gazpacho de primer plato. Para hacer una lasaña de carne, la cantidad de cacharros y utensilios que se utilizan es más que importante … olla para calentar las obleas de lasaña, sartén para freír la carne, a la que previamente habremos añadido la cebolla y ajo y removido en otra fuente, otro recipiente para el fuego donde haremos la bechamel, otro para hacer el tomate, la ensaladera de vidrio para por fin colocar la lasaña, amén de cuchillos, utensilios de madera para remover, lengua de gato… y luego limpiar el horno claro está. Tengo que deciros que yo con el tiempo he aprendido a relajarme y que soy una descreída total del rol que nuestras madres nos inculcaron ya que a ellas las educaron de esa manera. Eran otros tiempos, otras ideas y las películas y series de televisión se encargaron de perpetuar. Ahora cuando veo la televisión y aparecen esas megacasas con sus enormes cocinas, todas ellas siempre recogidas, como no podía ser de otra manera, soy consciente en cada momento que solo son un arquetipo y es “ciencia-ficción” en todos los sentidos. Eso no nos va a quitar tener que recoger, pero a otro ritmo. No inmediatamente. Establezcamos una premisa. Que el stress no domine nuestros nervios , que los roles preestablecidos no dominen nuestra vidas. Así que, cuando alguien de vuestro circulo vaya a tomar un cafecito a vuestra casa, relajaros, no hace falta que esté todo perfecto. Yo cuando voy a casa de una amiga, me da igual si no tiene fregado los cacharros o ha limpiado las ventanas. Yo voy a compartir un rato de charla amigable, lo que viene a ser terapia de amigas y punto. Y si no que vengan los de Hollywood a recoger. Y vosotr@s, ¿no estáis hartas de que nos tomen el pelo? Un beso. serie de televisión