Cocinas Reales

Cocinas de hoy y de siempre

REBAJAS PARA MI COCINA

El día después de la llegada de los Reyes Magos, es decir el 7 de enero, se da el pistoletazo de salida a las esperadas rebajas. Todos, absolutamente todos sabemos de este fenómeno que se repite cíclicamente  2 veces al año. De hecho  una de las preguntas habituales es «¿has ido a las rebajas?».

Unos años atrás el día  que empezaban, era capaz de pasarmelo casi entero en las tiendas de ropa, haciendo una breve parada para comer. Las largas colas para pagar no me suponían más que un ligero contratiempo que yo asumía como algo implícito a ellas. Actualmente, la sola idea de pasarme media hora en la entrada de un probador con el máximo de prendas permitido, me resulta realmente abrumador. Mi paciencia es bastante limitada para las cosas que sé que puedo hacer en otro momento o será que simplemente han pasado a un segundo plano. Aunque parezca una paradoja, mi paciencia ha evolucionado y en vez de ir a las rebajas el primer o segundo día, voy casi a finales de estas, cuando ya los avances de temporada imperan en las tiendas. Y si los astros se confabulan, encuentro algún chollo, del cual presumiré cuando me lo ponga, al igual que lo harán mis amigas por supuesto con  sus gangas y pasaremos un buen rato adivinando cuanto costaba la susodicha prenda y en cuanto se nos ha quedado.

Pero este fin de semana, y aprovechando que no hacía demasiado frío, me planté en unos famosos grandes almacenes y me fui derecha a la sección femenina, y he de reconocer que un precioso abrigo gris con unos botones de latón me hizo ojitos, pero al darle la vuelta a la etiqueta, comprobé que el descuento era demasiado bajo y el precio, seguía siendo demasiado alto. Así que digna y resignadamente me dí la vuelta y me encaminé a la sección de Menaje. Y allí estuve mucho, mucho tiempo, como si no tuviera nada mejor que hacer, y así era. Me gusta recrearme con los bonitos delantales, trapos de cocina, los manteles, los cubiertos, las vajillas y las tazas, que son mis favoritas.

Mis trapitos de cocina, recien adquiridos en las rebajas. Los trapos son una de las cosas que más uso y por lo tanto recambio muy a menudo.

Este azul verdoso es unos de los colores que más me gustan. Muchas de las piezas de mi menaje lo tienen y disfruto «realmente » con ellas.

A lo largo de este pasado año he ido incorporado piezas nuevas, sobre todo de tazas, que se rompen con asiduidad tal y como corresponde a una cocina como la mía en la que diariamente se desayuna, come, merienda y cena. Algunas de ellas son regalos, pues en mi entorno conocen perfectamente mis gustos y preferencias.

No hace mucho se me ha roto mi taza de lunares amarillo y creerme si os digo la pena que me ha dado, era mi favorita, no sé si vosotr@s tenéis una preferida?

Algunas de estas piezas quizás os resulten conocidas por haber ilustrado algún post anterior, menos esta bonita taza rosa,  que es recientísima y que es una dádiva de mi sobrina que me trajo de Polonia, conocedora como es  de mi gusto por las tazas y las gallinas. Un dos en uno en toda regla.

Este azucarero y lechera han sido un bonito regalo de los Reyes Magos en casa de mi amiga, como ya he dejado constancia en una foto en instagram. Es estupendo que conozca tan bien mis gustos?

Durante este mes de enero estoy segura que  aprovecharé las rebajas para incorporar a mi menaje diario algunas piezas que seguramente irán desfilando por este blog.

Me ha quedado un post puramente estético, pero ya he dejado constancia en otros anteriores, como en el de «OCASIONES ESPECIALES» mi gusto por las cosas bonitas, que me hacen la vida en mi cocina más amable y agradable.

Querid@s cociner@s reales, hasta pronto. Abrigaros muchos en este invierno frío y un beso.